Sus historias llenaban mis sueños de aromas de albahaca, limón y trufa, despertando en mí una fascinación por los sabores que la tierra siciliana podía ofrecer. Juntos, expandimos nuestros horizontes, explorando nuevas variedades de aceitunas, experimentando con diferentes sabores y técnicas de producción.

Cada generación aportaba su propio toque único, pero siempre con el mismo objetivo en mente: crear un aceite de oliva virgen extra excepcional que reflejara la belleza y el sabor de nuestra tierra natal.